a group of adults and children gardening

Jardines de resiliencia: celebrar las prácticas hortícolas y los recorridos gastronómicos de los afroestadounidenses

Las prácticas agrícolas y de jardinería afroestadounidenses son testimonio de la resiliencia histórica y cultural, y un acto de conservación cultural. El cultivo de plantas específicas introducidas en el sur de Estados Unidos, como la berza, el pimiento de pescado, la okra, los guisantes de ojo negro, la batata y la sandía comenzó por necesidad y fue evolucionando más allá de la agricultura hasta convertirse en un medio de conservación de la identidad cultural de las comunidades afroestadounidenses.

Los afroestadounidenses libres y esclavizados que enfrentaron realidades difíciles encontraron en la jardinería una fuente esencial de sustento. Para las personas esclavizadas, los jardines complementaban las raciones insuficientes que les proporcionaban sus esclavizadores. Los afroestadounidenses esclavizados a veces se ocupaban de sus jardines bajo la luz de la luna, después de jornadas agotadoras de trabajo forzado. Los jardines fueron un símbolo de resiliencia y autonomía, y no solo proporcionaban alimento físico para el cuerpo, sino también un lugar de autoexpresión.

De estas prácticas de jardinería surgieron tradiciones culinarias, como la preparación del “Hoppin’ John” con guisante de ojo negro, que conectaban estas prácticas de jardinería con sentimientos de esperanza.

Esta tradición resalta la importancia de la comunidad y la continuidad cultural, ya que la jardinería y la cocina son un acto comunitario que fortalece los lazos dentro de la comunidad afroestadounidense, y fomenta una herencia e identidad cultural compartida.

Cover of the book, The Taste of Country Cooking, by Edna Lewis. She is pictured holding a bowl of tomatoes in a field of sunflowers. Text overlays the photo: "She evokes the tantalizing aromas or a farm kitchen. She brings back the fresh, natural tastes of the wonderful cooking she was raised on in Virgnia. She shares old family recipes in menus that make the most of each season's bounty."

The Taste of Country Cooking (El sabor de la cocina del campo) de Edna Lewis

Fuente: Museo Nacional de Historia y Cultura Afroamericana

Berzas: alimento básico de la cocina afroestadounidense que se cree que fue introducido en Estados Unidos a través del comercio transatlántico de esclavos. La berza amarilla, específica de Carolina del Norte, resalta las tradiciones culinarias regionales y la conservación de la herencia cultural.

Pimiento de pescado: estos pimientos originarios del Caribe se convirtieron en un ingrediente esencial de la cocina afroestadounidense, especialmente en la región del Atlántico medio. También tenían usos medicinales, y fueron clave en las prácticas culinarias y culturales de proveedores de alimentos y cocineros afroestadounidenses.

Okra: la okra fue introducida en Estados Unidos entre 1710 y 1730, y es fundamental en platos como el gumbo. Simboliza el puente culinario entre las tradiciones de platos africanos y afroestadounidenses.

Guisante de ojo negro: el guisante de ojo negro se consume para la buena suerte y la prosperidad, y se cultiva en Virginia desde el siglo XVII. Es un ejemplo de la fusión entre la práctica culinaria y la celebración cultural.

Batata: la batata, distinta del ñame, fue adoptada por los afroestadounidenses por su valor culinario y nutricional, y dio origen a platos como el ñame confitado y el pastel de batata.

Sandías: la sandía, proveniente de África, fue cultivada por su alto contenido de agua y se convirtió en un símbolo del éxito y la resiliencia agrícola afroestadounidense a pesar de los estereotipos raciales.

Para garantizar que las futuras generaciones puedan conectarse con sus raíces y herencia, algunos jardineros y productores afroestadounidenses trabajan en la conservación de semillas, y documentan las historias de los custodios de las semillas y promueven el crecimiento de variedades tradicionales. Estos esfuerzos contribuyen con una mayor comprensión de la biodiversidad agrícola y subrayan la importancia de conservar estas piezas culturales para futuras generaciones.

Estas prácticas están entrelazadas con narrativas históricas más amplias de comunidades que no solo sobreviven, sino que celebran su herencia. El cultivo de plantas específicas y sus usos culinarios conectan a las generaciones actuales con sus ancestros, y así perpetúan el conocimiento, los sabores y la resiliencia. Dicha conexión, posibilitada a través de estas prácticas, desempeña una función vital en el reconocimiento de la historia y la conservación de la identidad cultural, y destaca el impacto de la agricultura en la experiencia afroestadounidense.

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